Todavía sí, todavía quién sabe, todavía estando, vivo entre los vivos que mueren, entre los muertos que andan, andantes que viven y mueren viviendo, porque es difícil morir en vida, porque es muy duro vivir muriendo, pero no hay nada más difícil, nada más complejo, que vivir viviendo. En esa búsqueda estoy, aunque creo haberla declarado desierta, aunque creo haberme dado por vencido, aunque creo haber entregado las banderas-ya estaban desteñidas, viejas, despintadas.
En ese sentido, en este digo, o en aquél, vivo, sí, de vivir, de no estar muerto, literalmente muerto, en ese único sentido puedo decir que vivo, si vivir es respirar, vivo, si vivir es caminar, vagar, existir, vivo, si cobrar un sueldo es vivir, si escribir unas líneas algunas veces es vivir, si vivir es tener pulso sangre mejillas coloradas pelo que crece uñas, vivo, de vivir, vivo, de no morir aún, viviendo.
Estoy vivo, sí, aburridamente, y ya alcanza. Para mi desesperación, para mi desesperanza, esto parece ser la vida, y es tan parecido a no vivir, tantos miles, millones de años sin existir siquiera, sin ser, y de pronto vengo a nacer, a transcurrir años meses días-y a entender que no he nacido en verdad, que hasta ahora el mundo no me ha recibido, o no ha recibido nada de mí, más que alguna transformación irrelevante, que ya no importa, más que un poco de todo lo anterior.
En verdad no he nacido todavía, y por eso no podré morir ahora.
Un día de octubre (II)
Hace 1 día