He pasado mucho tiempo escondiendo mi nombre, mi cara y mis intenciones, intentando encontrar respuestas que satisfagan mi repertorio de preguntas. Me dijeron que busque en mí mismo, en los demás, en los libros, en el mar, en la experiencia.
Desistí. Entendí que las preguntas son más bellas que las respuestas. Entendí que la búsqueda, y no el descubrimiento, es lo que nos mantiene vivos.
Un instante eterno
Hace 1 día