Han pasado varios meses, de aliento bucanero, de movilización insoportable. La distancia dio un golpe de estado en mi cabeza, la ausencia se me hizo rutina, ya muy bien decía un poeta, "lo cercano se aleja".
Han pasado varios meses y fue un viaje extraordinario, por lo doloroso, por lo impiadoso, por lo verdadero. Hoy espero volver para nunca más irme, aunque las urgencias del día a día escapan de mis manos (que siguen vacías, según puedo ver), y las promesas tienen algo de eterno que me asusta terriblemente, por eso es que nunca las hago, al menos a terceros.
Dejo unos versos que escupí hace unos días, y sale así, sin dobles ni triples intenciones, como vino, sin pulir.
La inoportuna insistencia de mi espera,
maldita certidumbre / mi compañera,
cual sombra errante / de todo buen trilero
es la mentira de quien dice ser sincero.
Y mientras tanto, un grito cierra heridas
allí donde gobiernan / las despedidas.
El sueño es frágil / cuando se hace imposible,
todo se cae cuando falla lo infalible.
Este desierto lleno de adversidades
tejido de silencios / de soledades,
de amor enfermo / de amarga lejanía,
prisión del tiempo que hace lenta la agonía.
Hoy el olvido me dicta sus razones
por tantas esperanzas / y decepciones.
La noche en vela / que ya se hizo costumbre
clava el puñal en mi perfecta certidumbre.