También estoy yo, es que el encierro me otorga cierto carácter de objeto, de cosa, que (debo reconocer) no me sienta mal. No sé hasta qué punto soy humano, más allá de mis características distintivas de humanidad, mi relativo grado de autoconciencia, y mis manos abiertas y vacías, tan humanas como pueden serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario